Wednesday, June 30, 2010

CARTA ABIERTA DE MILTON FRIEDMAN A WILLIAM BENNET DE LA OFICINA NACIONAL PARA EL CONTROL DE LA DROGA DE ESTADOS UNIDOS

existen otras opciones para enfrentar el tema de la droga.
desde 1972 con Nixon empieza un problema que antes no existía



En las elocuentes palabras de Oliver Cromwell. "Desde las entrañas de Cristo, le suplico pensar que es posible que usted esté equivocado" acerca del curso que usted y el presidente Bush nos urgen que adoptemos en la lucha contra las drogas. El camino que usted propone de más policías, más cárceles, el empleo de las fuerzas armadas en países extranjeros, penas más duras para los usuarios de drogas, y una completa gama de medidas represivas, pueden convertir una situación mala en una peor. La guerra contra las drogas no puede ganarse con esas tácticas sin desconocer la libertad humana y las libertades individuales que usted y yo veneramos.

Usted no está equivocado en creer que las drogas son una maldición que está devastando a nuestra sociedad. Usted no está equivocado en creer que las drogas están destruyendo el tejido social, arruinando la vida de muchos jóvenes e imponiendo un pesado costo a los más desfavorecidos de nuestra sociedad. Usted no se equivoca en creer que la mayoría del público comparte sus preocupaciones. En pocas palabras, usted no está equivocado en el fin que trata de lograr.
Su error está en no reconocer que precisamente las medidas que favorece son la principal causa de los pecados que deplora. Por supuesto que la demanda es el problema, pero no sólo la demanda, sino la demanda que opera a través de la represión y de canales ilegales. La ilegalidad da lugar a obscenas utilidades que financian tácticas homicidas de los jefes de la droga; la ilegalidad conduce a la corrupción de funcionarios encargados de aplicar la ley; la ilegalidad monopoliza los esfuerzos de los funcionarios honestos de manera que no cuentan con recursos para combatir crímenes más simples como el robo, el hurto y los asaltos
.
Las drogas son una tragedia para los adictos. Pero criminalizar su uso o consumo convierte esa estrategia en un desastre para la sociedad, para los usuarios y los no usuarios. Nuestra experiencia con la prohibición de las drogas no es sino una réplica de nuestra experiencia con la prohibición del alcohol.

Adjunto parte de un artículo que escribí en 1972 titulado "La Prohibición y las Drogas". Para ese entonces el mayor problema era la heroína procedente de Marsella; hoy lo es la cocaína de Latino América. Hoy, también, el problema es mucho más serio que el de hace 17 años: más adictos, más víctimas inocentes, más vendedores de drogas, más funcionarios encargados de aplicar la ley; más dinero gastado en la aplicación de la prohibición, más dinero empleado en eludirla.

Si las drogas hubieran sido descriminalizadas hace 17 años, el crack nunca hubiera sido inventado (lo fue porque el alto costo de las drogas ilícitas volvieron rentable una droga menos costosa) y hoy tendríamos menos adictos. Las vidas de miles, posiblemente cientos de miles de víctimas inocentes se hubieran salvado y no sólo en los EE.UU. Los barrios pobres (ghettos) de nuestras principales ciudades no serían tierra de nadie, infectada por el crimen y las drogas. Menos personas estarían en las cárceles y menos cárceles habría habido para construir.
Colombia, Bolivia y Perú no estarían sufriendo el narcoterrorismo y nosotros no estaríamos distorsionando nuestra política exterior. El infierno, en las palabras con las que Billy Sunday aclamó la prohibición del alcohol, no "estaría para ser alquilado", pero sí estaría mucho más vacío.
La descriminalización de las drogas es hoy todavía más urgente que en 1972, pero debemos reconocer que el daño causado en el entretanto no puede ser borrado, por lo menos no inmediatamente. Posponer la descriminalización sólo empeorará el problema y lo hará menos tratable.

El alcohol y el tabaco causan más muertes a quienes los usan que las drogas. La descriminalización no nos impedirá regular las drogas como ahora lo hacemos con el alcohol y el tabaco: prohibición de vender drogas a los menores, prohibición de hacerles propaganda y medidas similares. Estas medidas pueden hacerse cumplir, mientras que la prohibición total no. Más aún, si sólo una fracción de lo que se gasta en tratar de hacer cumplir la prohibición de las drogas se empleara en tratamiento y rehabilitación a los adictos, en una atmósfera de compasión y no de castigo, la reducción en el uso de las drogas y en el daño causado a los usuarios sería dramática.

Este ruego sale de lo más profundo de mi corazón. Todo amigo de la libertad, y yo sé que usted es uno de ellos, debe estar asqueado como lo estoy yo ante la perspectiva de convertir a EE.UU en un campo armado, por la visión de cárceles llenas de usuarios ocasionales y de un ejército de funcionarios facultados para invadir la libertad de los individuos con sólo una evidencia débil. Un país en donde seriamente se considere como táctica en la guerra contra las drogas el disparar contra aviones sospechosos y bajarlos, no es la clase de EE.UU que usted o yo quisiéramos legar a las futuras generaciones.

1 Comments:

At 6:45 PM, Anonymous Anonymous said...

No existía ?

 

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